sábado, 17 de enero de 2015

Pequeñas joyas que no aprecias así en su momento

Anoche, después de unos 13 años o más, volví a ver una película que en su día me resultó divertida y entretenida pero que no me trascendió o, al menos no tenía el recuerdo de que lo hiciera, y resultó que me dejó gratamente sorprendida. Imagino que todos, o la gran mayoría, la recordarán: Mejor Imposible o As Good as it Gets, título original. 

En su día la vi en castellano y me gustó, eso sí lo tenía claro; sin embargo no la había vuelto a ver y ayer, con la intención de divertime un rato, la volví a ver y esta vez en su versión original. Defensora del doblaje español y del gran talento que hay en este país en este campo, desde hace ya varios años, algo que antes hacía pero sin manías, hoy procuro verlo todo en su versión original. Sin ser una fanática, porque estoy a favor de lo primero por muchas razones que no vienen al caso, es cierto que me he acostumbrado y que lo prefiero porque ahora disfruto muchísimo más con todos mis sentidos del séptimo arte y del maravilloso mundo de la interpretación. 

En fin, que me voy por los cerros de Úbeda...ahí va lo que me pasó. 

Me encuentro en este segundo visionato con una película tremendamente divertida, entretenida, conmovedora y muy humana que me devolvió en cierta medida esa ilusión que me genera el cine, esa magia que nos devuelve por momentos la esperanza aunque no exenta de ese comentario de una de nuestras voces internas, 'sí, pero es una película'. Eterna reflexión, la vida imita al arte o el arte imita a la vida. Ahí lo dejo, para que cada uno reflexione y piense lo que quiera. 

Veréis, no soy una gran fan de Jack Nicholson, a quien durante muchos años juzgué como altamente sobrevalorado, por su excesiva gestualidad en muchos de sus trabajos y del que siempre había pensado que sus personajes estaban muy subidos de tono y con un punto de sobreactuación, permitida por todos por ser quién es. Helen Hunt, siempre me ha parecido un tanto sosainas aunque trabaja bien y Greg Kineear, sin embargo, me ha parecido en todos sus trabajos, un actor muy de verdad, me resulta muy natural, muy humano y me gusta mucho precisamente por eso, porque veo en su trabajo a personas reales de carne y hueso y no a personajes. La línea entre realidad y ficción es muy fina en su caso y a mí, en particular, me transmite muchísimo lo que siente y piensa. Sin embargo, los 3, en esta película me transmiten muchísima verdad, muchísima humanidad. Creo que hay muy buenas interpretaciones, mucho talento, muchas ganas de trabajar y una muy buena dirección de actores detrás. Los tres tienen momentos soberbios, que calan hasta las entrañas y en ocasiones sólo a través de una mirada, un pequeño gesto, una respiración, un 'trago-saliva', una minúscula sonrisa, un brillo en los ojos, y un largo etcétera. Me parece un trabajo muy bueno, sólo en algunos momentitos me descuadran pequeñas cositas, pero aún así, me parecen completamente perdonables por todo lo demás. Veo personas completas, con gran profundidad psicológica y emocional, complejas, completas y puedo verles evolucionando respecto a sí mismos, a los demás y al mundo que les rodea, condiciona e influye. Pero puedo ver a personas reales, viviendo. Sencillamente. 

El caso es que ayer disfruté como una enana, a pesar de que tengo que reconocer que algunas escenas y algunas líneas del guión me parecen demasiado cursis e innecesarias, en general mi sensación final fue: 'esta película es una pequeña joya del cine'. Hay escenas muy grandes, por ejemplo, la del acercamiento de Melvin a Simon la noche que no puede dormir porque necesita hablar con alguien y le lleva a su vecino, arruinado y derrumbado emocionalmente, sopa china en un intento de conectar con otro ser humano. En esta escena, entra, se sientan cada uno de ellos en un extremo de un banco del recibidor del pintor y cada uno comienza a hablar de sus emociones sin siquiera mirarse ni escucharse, simplemente 'vomitan' lo que les está ocurriendo por dentro, sin ninguna intención de dramatizar, sino simplemente de desahogo humano. El resultado, es una escena de gran belleza, conmovedora por sí misma y a la vez tremendamente cómica. Escena que cuando acaba genera en mí un 'qué grande, joder'. O esa otra en el restaurante en el que Carol le grita por primera vez desde ese dolor profundo que sólo una madre que lleva luchando tanto tiempo puede sentir...sublime. Otro de los grandes momentos es cuando Melvin, que lleva desde el comienzo de la película librando una batalla interna provocada por el amor que, sin ser consciente, siente por otro ser humano, llega a su casa enfadadísimo, nervioso y con una crisis de identidad importante con la sensación de haber perdido su oportunidad con Carol debido a su falta de práctica gestionando sus emociones, y su vecino (ahora acogido en su hogar) le da una gran bofetada de realidad y le insta a ir a verla y a hablar con ella desde su verdad, y él tras escucharle completamente descolocado encuentra coraje y se dispone a salir a buscarla y al darse la vuelta (nada, es menos de 30 segundos brillantes) se da cuenta de que cuando entró ni siquiera cerró la puerta de su casa...otro momento de 'maravilloso, coño'. Maravilloso por su elegante, sutil y cuidada interpretación que nos ofrece un GRAN momento; maravilloso por guión, por la evolución del personaje que queda demostrada en un gesto tan pequeñito e insignificante para cualquiera menos para una persona que lleva toda su vida controlando de manera obsesiva cada cosa que hace y que tras conocerla a ella es consciente por primera vez de que sus 'obsesiones' han quedado relegadas al completo olvido, debido a la importantísima transformación que está sucediendo en él. Maravilloso, porque a nivel humano, y sí puede que sea cursi, no lo sé, se demuestra el gran poder transformador del amor. Otro de los grandes momentos, es cuando Simon completamente destrozado se desnuda emocionalmente con Melvin, demostrando una vulnerabilidad absoluta frente a su vecino y antagonista. Tremenda la interpretación de Greg Kinnear en esa escena. Otro, las dos llamadas que hace a sus padres desde el hotel. Otro, en esta ocasión de ella, Carol, se rompe literalmente en escena tras escribir la nota de agradecimiento a Melvin y está en la cocina con su madre. Maravillosa escena y maravillosa interpretación. Un momento nuevamente de gran belleza. Otro, y esta vez por su brillante comicidad, las miradas de Melvin y Carol y la frase 'está esperando que diga algo', en la escena en la que ella coge el tren nocturno y se presenta en su casa. En fin...que podría seguir enumerando muchísimos momentos que me resultaron brillantes, de hecho, la gran mayoría de las escenas contiene esos bellos momentos. Por su fuerza dramática, cómica y humana, todo a la vez consiguiendo dar esa patadita en mí, espectadora que está viendo la película con sus sentidos y con el alma dispuesta a dejarse conmover porque a pesar de que a veces, oigo esa voz, 'es una película, en la vida real esto no sucede jamás', en el fondo sí creo que el arte refleja la vida y que la realidad supera con creces a la ficción. Pienso que la ficción, es un intento de hacernos soñar, imaginar, reflexionar, comprender el mundo y además hacernos ver que el ser humano es tremendamente complejo y maravilloso, capaz de lo peor y a la vez, capaz de romper todos los esquemas sobre todo cuando se trata de amor. Sea romántico o no, esa fuerza motriz inherente en todos nosotros que nos puede catapultar hacia nuestra mejor versión como seres humanos si le dejamos. Cursi o no, paso de juzgarlo, es bonito, jodidamente bonito.

Merece la pena volver a verla y dejarse envolver por completo por ella.

L.


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